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No queremos sonar alarmistas, pero cierto es que el verano está lleno de situaciones en las que los niños pueden ponerse en peligro, más que otras épocas, principalmente porque tienen más tiempo libre y pasan más horas al aire libre.
En los meses de calor, es más común la llegada de mosquitos, además de poder sufrir la picadura de algún otro insecto. Además, al estar más tiempo al aire libre y por el calor sudar más, pueden llegar a sufrir alguna alergia, irritación, rozadura.... Es conveniente tener antihistamínicos orales y alguna crema que alivie el picor y escozor de cualquier reacción alérgica o picadura.
Sabemos que no podemos quitarles el ojo de encima a los más pequeños cuando vamos a la playa o piscina. Primero de todo, porque en sitios muy concurridos es muy fácil perderlos de vista. Segundo, por la posibilidad de ahogamiento y es que tan sólo hacen falta unos segundos para que un alegre día de playa o piscina se convierta en tragedia. Cada año hay más ahogamientos en nuestras costas y se debe, en la mayoría de los casos a ligeros despistes. Debemos quitarnos la idea de que los ahogamientos van a ser "visuales" y "sonoros", ya que pueden ser de lo más silenciosos y sin que nadie lo perciba.
Con el verano y el aumento de las temperaturas debemos prestar especial atención a que los niños beban suficiente agua. Deshidratarse estando al sol mientras juegan o realizan alguna actividad al aire libre es más común de lo que pensamos. Así que, más vale "ser pesados" que quedarnos cortos en cuanto a que beban agua se refiere.
La piel de los niños y bebés es más sensible y las quemaduras a su corta edad pueden pasar factura en el futuro. Los expertos dicen que una quemadura en nuestros primeros años de vida puede ser peor para nuestra salud que una quemadura en la piel más madura. Debemos concienciarnos con aplicar fotoprotector solar a nuestros hijos cada dos horas y después de cada baño, con un SPF 50, nunca inferior y que sea resistente al agua.
Estar de vacaciones para muchos es sinónimo de comer cuando nos apetezca y lo que nos apetezca. Pero con nuestros hijos debemos de ser más estrictos, ya que están en fase de desarrollo y necesitan una dieta variada y equilibrada. Mantener los hábitos igual que durante el curso, incluidos los horarios hará que creen una rutina saludable de cara al futuro y que la vuelta al cole no sea un problema. Podemos darles un capricho de vez en cuando, claro está, pero entre semana deberíamos ser firmes en los horarios y en el tipo de alimentos que les preparamos.
publicado el 03 de agosto, 2018